La revolución francesa de las ostras

Seaducer, una empresa emergente francesa, ha desarrollado el Roll'Oyster, un sistema innovador y de bajo mantenimiento para producir ostras en zonas costeras protegidas.

Francia es el quinto productor mundial de ostras, por detrás de China, Corea, Japón y Estados Unidos. Pero, aunque el sector crece entre un 5% y un 10% cada año, sigue enfrentándose a diversos retos.

Sin embargo, una nueva empresa francesa, llamada Seaducer, está desarrollando sistemas innovadores para ayudar a resolver algunos de estos problemas de la ostricultura.

Seaducer fue fundada en 2019 por François-Eric Vauchez y Jérôme Bosmans -este último es también el director de I+D, que trabaja junto a Pierre-Henri Galavielle, uno de los ingenieros de I+D-. Con más de 27 años de experiencia en acuicultura, Bosmans ha ocupado numerosos puestos en este sector -desde investigador, pasando por director técnico de granja, hasta consultor internacional-, mientras que Galavielle trabajó 12 años para Medithau / Tarbouriech -un reconocido ostricultor del Mediterráneo- desarrollando caballetes de ostras mecanizados y automatizados.

La empresa cuenta actualmente con seis empleados, con 60 años de experiencia acumulada en acuicultura, ingeniería y consultoría. Destacan que quieren proporcionar equipos que favorezcan una mejor gestión de la producción de ostras y una mayor rentabilidad, al tiempo que reducen el impacto de la acuicultura en el medio ambiente y mejoran la salud de los acuicultores.

Su invento se inspira en el agotador trabajo físico, los retos del cambio climático y las bajas tasas de supervivencia que amenazan la ostricultura, tanto en Francia como en el resto del mundo. Los sistemas de cultivo tradicionales exigen mucho trabajo físico: rotando repetidamente bolsas de ostras de 8-15 kg, los agricultores acaban cargando varias toneladas a lo largo de los años. En cuanto al clima, los productores están preocupados por los cambios que se avecinan, y la mayoría intenta anticiparse adaptando su producción a nuevos sistemas. La calidad del agua también preocupa mucho al sector.

Como hemos visto en el pasado, las poblaciones de ostras pueden verse rápidamente diezmadas por infecciones de enfermedades, como el herpesvirus ostreid 1, que afecta actualmente a las ostras del Pacífico (Crassostrea gigas). Además, las tasas de supervivencia en la ostricultura suelen ser muy bajas. Hasta el 80% de las ostras se pierden durante el ciclo de producción, algo que Seaducer también tiene la ambición de mejorar con su tecnología.

El principal objetivo de Seaducer es desarrollar y dar respuesta a estos diferentes problemas a través de la innovación, que es como han creado un sistema robusto, eficiente energéticamente y automatizado llamado Roll'Oyster.

Silvain Charbonneau, director general de Seaducer e ingeniero industrial especializado en asesoramiento empresarial, presenta la tecnología Roll'Oyster a los agricultores como "un sistema que valora su saber hacer" Explica que la startup ha podido desarrollar innovaciones gracias a su propio presupuesto de investigación y desarrollo, combinado con fondos de participación privados.

El sistema Roll'Oyster combina varias herramientas y tecnologías. El principio de funcionamiento consiste en reproducir artificialmente las mareas, el viento y la corriente con una alternancia de inmersión y emergencia de las cestas de ostras. Como su nombre indica, se trata de un sistema automático rodante, que puede programarse para alterar la duración y la frecuencia de los ciclos de emergencia/inmersión.

Cada módulo contiene 16 cestas de ostras, con una capacidad máxima de 10 kg cada una. La tecnología también puede combinarse con otras herramientas para crear un sistema automatizado global. Entre ellas figuran la conexión a distancia, una fuente de energía sostenible (paneles solares), sensores de oxígeno y temperatura, anemómetro, elevadores de aire y ruedas de paletas que generan movimiento y recirculación del agua para mejorar su calidad y estabilidad.

Todas estas tecnologías pueden regularse desde la cámara de aire, "el corazón del sistema". Se trata de una pequeña estructura -de 120 x 80 x 70 cm- situada junto al estanque que puede controlarse a distancia. Una cámara de aire puede controlar 16 módulos Roll'Oyster, es decir, 256 cestas de ostras o 2,5 toneladas de ostras por ciclo.

"Produce aire a baja presión y controla toda su distribución en cada uno de los módulos Roll'Oyster que funcionan gracias a un principio de lastre. La gestión de la cámara de aire se realiza mediante una interfaz sencilla y visual: la pantalla táctil permite visualizar los datos recogidos y pilotar los ciclos diarios de laminación y exposición", explica Charbonneau.

Tras el éxito de los ciclos internos de preengorde y engorde, ha llegado el momento de que los criadores prueben un ciclo completo de cultivo de ostras. La ambición de la empresa es aumentar significativamente la calidad y la tasa de supervivencia y, por tanto, el rendimiento.

También quieren valorizar un "merroir" específico: las marismas saladas de Marennes Oléron, situadas en Charente-Maritime, en la costa oeste de Francia. Las marismas representan el 60% de la superficie de Marennes, con 10.000 hectáreas. Su sistema se despliega en estanques cerrados que pueden regularse mediante esclusas. En estas condiciones, los acuicultores pueden tener un mejor control general de los parámetros del agua (temperatura, salinidad, oxígeno), el crecimiento y las fuentes de alimento.

La tecnología también puede incorporarse a un sistema integrado de acuicultura multitrófica (IMTA), por ejemplo con gambas. En definitiva, el Roll'Oyster es una tecnología adaptada a cualquier zona protegida - estanques costeros, tanques, pequeñas lagunas, etc.- con una profundidad mínima del agua de 0,6 m.

El sistema aún no puede utilizarse en alta mar porque las fuertes olas y corrientes alterarían la tecnología. Uno de los objetivos de la startup es reevaluar la posibilidad de cultivar ostras en zonas costeras infraexplotadas, como los humedales, que poseen una productividad muy elevada.

La tecnología fue patentada en 2018, en Francia y a escala internacional. La empresa inició su comercialización hace 18 meses y se centró inicialmente en conseguir "clientes embajadores" para aumentar su visibilidad y credibilidad en el sector de las ostras.

Sus dos primeros embajadores, las empresas de Gillardeau y David Hervé -ambas situadas en Marennes Oléron-, son conocidas por su producción de ostras de alta calidad, especialmente en los restaurantes gourmet franceses. Querían invertir en innovación y modernizar sus sistemas de cultivo. Desde entonces, Seaducer ha captado ocho nuevos clientes en 2022, en Francia y en Italia.

Uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan es la reticencia de algunos ostricultores tradicionales a invertir e innovar.

Según Charbonneau, hay ostricultores tradicionales que no quieren cambiar en absoluto; ostricultores tradicionales que se enfrentan a un cambio sistémico en su explotación y se ven impulsados a innovar; y los visionarios que asumen el riesgo de anticiparse y apostar por la tecnología como parte de la respuesta a sus problemas actuales.

Otro obstáculo para los agricultores es el coste de la inversión. Sin embargo, según Charbonneau, los equipos de Seaducer pueden optar a una "subvención potencial de hasta el 50%" del gobierno francés, en un intento de impulsar la innovación en la acuicultura y mejorar las condiciones de trabajo.

Seaducer también ha desarrollado una asociación específica con grandes bancos para "ofrecer a los productores préstamos a tipos muy interesantes" Incluso sin estos préstamos y subvenciones, Charbonneau prevé un retorno positivo de la inversión (ROI) de 1 a 4 años.

De cara al futuro, la startup pretende añadir este año nuevas funciones tecnológicas al sistema actual. Y, según Charbonneau, también pretenden ampliar su mercado de la ostricultura a otros sectores de la acuicultura... así que, permanezcan atentos.