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#Ganadería
Fiebre aftosa: una grave amenaza para el ganado
(Aphthae epizooticae) es una enfermedad vírica muy contagiosa que afecta a animales de pezuña hendida, como bovinos, porcinos, ovinos y caprinos.
Causada por un virus de la familia Picornaviridae, la enfermedad supone una importante amenaza para la salud animal y tiene graves consecuencias económicas y epidemiológicas. Los brotes requieren el aislamiento inmediato de los animales infectados y la aplicación de estrictas medidas de control.
Fuentes y modos de transmisión
Los animales infectados excretan el virus en grandes cantidades, especialmente a través de:
- el líquido y el tejido de las ampollas
- saliva, orina, heces, semen y fluidos del parto,
- aire exhalado - debido a la alta infecciosidad del virus, la transmisión aérea a través de partículas de aerosol es un riesgo importante.
Otras fuentes de infección son
- alimentos o agua contaminados,
- contacto directo con animales infectados o productos animales contaminados (por ejemplo, carne, leche),
- equipos, vehículos e incluso ropa usada por personas que han estado en contacto con el virus.
A pesar de los mitos populares, los insectos no desempeñan un papel significativo en la propagación de la enfermedad.
Estabilidad ambiental del virus
El virus carece de envoltura lipídica, lo que lo hace vulnerable a los desinfectantes ácidos y alcalinos, pero resistente a los disolventes orgánicos como el alcohol. Entre los desinfectantes eficaces se incluyen:
- Hidróxido de sodio al 2% (NaOH),
- 4% de carbonato sódico (Na₂CO₃),
- 2% de ácido acético (CH₃COOH).
Sin embargo, los yodóforos, el fenol y los compuestos de amonio cuaternario son ineficaces contra ella.
El virus es relativamente resistente en determinadas condiciones ambientales, dependiendo del pH, la temperatura y la cepa. Puede sobrevivir durante largos periodos a bajas temperaturas (hasta 4°C) y pH neutro. En los productos cárnicos que se enfrían o congelan rápidamente, el virus puede persistir durante semanas o incluso meses, especialmente en tejidos como los ganglios linfáticos y la médula ósea. En cambio, se destruye al cabo de 30 minutos a 56°C.
El virus se inactiva rápidamente a niveles de pH inferiores a 5,0 o superiores a 11,0, razón por la cual los desinfectantes fuertemente ácidos o alcalinos son los más eficaces.
Impacto económico y medidas de control
Aunque la fiebre aftosa no supone una amenaza para los seres humanos, puede causar pérdidas devastadoras a la industria ganadera. Ante la sospecha de un brote, es crucial notificarlo inmediatamente a la Inspección Veterinaria de Distrito local. También se puede notificar a las autoridades locales, como el jefe del pueblo, el alcalde o el presidente de la ciudad.
En las explotaciones afectadas se aplican protocolos sanitarios estrictos, que incluyen la cuarentena, la prohibición del movimiento de animales y la despoblación completa de los rebaños infectados. La detección rápida, la desinfección exhaustiva y la estrecha coordinación con las autoridades veterinarias son esenciales para controlar la propagación.
Los esfuerzos preventivos se centran en la bioseguridad: minimizar el contacto con los animales, desinfectar vehículos y equipos, y garantizar la supervisión veterinaria del movimiento de animales y productos de origen animal.